En una maceta la tierra se apelmaza y forma costra en la superficie. Esto impedirá que el aire traspase y la planta puede asfixiarse. Cada 15 días remueve la tierra para romper esa costra. Utilizar un tenedor es la mejor forma de acceder a todo el interior y remover bien toda la tierra. Esto facilitará la entrada del agua del riego y dará vida al vegetal.
Una buena idea es echar una o dos lombrices a la tierra porque sus excrementos son un estupendo fertilizante que beneficiará el crecimiento de la planta y aumentará su resistencia frente a enfermedades y plagas.
Algo esencial es el cambio de maceta. Cada uno o dos años, dependiendo del ritmo de crecimiento de la planta, debes trasplantarla a un recipiente mayor para que las raíces crezcan y el ser vivo crezca frondosamente al haber más cantidad de tierra. Si lo que quieres es mantener un tamaño concreto para la planta, tendrás que cortar las raíces cada cierto tiempo para impedir el crecimiento pero sin que el vegetal sufra.
Si además de trasplantarla a un recipiente nuevo cambias el sustrato, conseguirás que hojas y flores alcancen un vigor envidiable.
Dar luz y brillo
En cuanto a la limpieza, pulveriza agua a las hojas polvorientas o límpialas con un trapo húmedo. Si tiene manchas de la cal del agua, límpialas con un poquito de agua y vinagre e inmediatamente acláralas con agua limpia. Retira las hojas y flores que vayan quedando marchitas para permitir el crecimiento de las nuevas.Siguiendo estos sencillos trucos mantendrás tus plantas vivas durante muchos años y su aspecto será perfecto en todo momento. Porque igual que nosotros vivimos felices en sitios pequeños, tus plantas también pueden, eso seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario